Según la edad que tenemos pensamos, más o menos, en el momento de nuestra jubilación.  Momento de la viva donde nos retiramos del sistema laboral formal para reposar de ciertas responsabilidades.  Para ello hacemos aportes mensuales que luego sirven como nuestro “seguro de retiro”.  

Pienso en el servicio al Señor, y también veo algo parecido.  Desde que nacemos, Él nos inserta en el “mercado de servicio” a su persona.  Fuimos creados para servirle y le servimos de múltiples maneras.  

Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y lo hacemos a Él el Señor de nuestras vidas, comenzamos a ser conscientes e intencionales en nuestro servicio alineando nuestra voluntad con la suya.

Servimos desarrollando múltiples tareas en este mundo.  Somos hijos, cónyuges, padres, jefes, patrones, profesionales, trabajadores, ministros en la iglesia, etc.  Servimos en todo lugar, con todo lo que somos y con todo lo que tenemos.  Somos herramientas útiles en sus manos, Él trabaja a través nuestro.

La Biblia llama bienaventurado a aquel que muere en el Señor.  Ese es el mejor y más grande seguro que tenemos los cristianos.  Descansaremos de nuestros trabajos.  “Descansaran de todos sus sufrimientos y dificultades” dice la TLA (Traducción Lenguaje Actual).  De alguna manera nos retiramos del servicio activo en este mundo para empezar a disfrutar de Su reposo eterno.  

Pero, hay algo más en esta bienaventuranza, “pues lo que hemos logrado hablará por nosotros”, dice la VBL (Versión Biblia Libre).  Nuestras “buenas acciones” (NTV) quedarán como testimonio a otros del obrar de Dios.  Otros hablarán de las grandes cosas que Dios ha hecho en nosotros y a través de nosotros.

 

¡¡Qué gran bienaventuranza tenemos en el Señor!!

No sabemos cuando nos tocará retirarnos del servicio activo en este mundo, pues es designio divino.  Pero, estemos seguros que el día que nos toque, hay un “seguro de retiro” único y extraordinario preparado para los que creemos.

 

Sirvamos con intensidad.  Pongamos todo lo que somos y todo lo que tenemos en Sus manos.  Hay garantía de reposo eterno y bienaventurado junto a Él.

 

Ptr. Carlos Nelson Ibarra

 

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