El Río de Dios.  Crece, crece y crece. [Ezequiel 47:3-5]

 

Las aguas que salían por debajo del umbral fueron creciendo en caudal hasta llegar a formar un gran río.

Este acontecimiento me enseña que el Señor es un Dios de procesos, nada nace grande.  Todo requiere crecimiento.

Al mirar la creación, vemos que todo debe crecer, madurar y multiplicarse.  De alguna manera, aquí el Señor le hace entender a Ezequiel que, con Su vivificante propósito, es igual.  Primero aguas hasta los tobillos, luego hasta las rodillas, hasta un poco más de la cintura y por último un río que solo se podía cruzar a nado.

Sea cual sea la situación en tu vida, quiero que sepas que Dios se está tomando tiempo para hacer crecer el caudal de Su río en tu vida.  El propósito de Dios es vivificar tu vida, darle vida y abundancia a tu espíritu, traer vida y abundancia a todo tu ser.  Nada lo detiene y nada lo detendrá.  

Su río crecerá, crecerá y crecerá, hasta hacerse tan grande que no podrás mantenerte erguido.  

Crecerá, crecerá y crecerá, para llevarte a lugares de vida, salud y abundancia.  

Solo espera que Dios en Su tiempo cumplirá Su propósito en vos.  Te espera la vida, la salud y la prosperidad en abundancia.  Lo que estaba muerto, vuelve a vivir.  Lo que estaba enfermo, se sana.  Lo que estaba en miseria, prosperará.

Dios y Su río crecerán, crecerán y crecerán en vos.

¡¡Buena semana!!

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

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