Hubo un Centurión romano que maravilló a Jesús por su fe. “Ni aún en Israel he hallado tanta fe” dijo Jesús. Mt. 8:10. Este hombre sabía perfectamente lo que es la autoridad. Sabía que daba una orden y esa orden era cumplida. De esa manera creyó en Jesús. Sabía que Jesús tenía autoridad para dar la orden de salud. Confiaba, estaba seguro que eso sucedería.
El Señor se maravilló por la fe de una mujer que con gran tenacidad y determinación lo siguió pidiendo a los gritos que tenga misericordia de ella. “Oh mujer, cuan grande es tu fe” le dijo Jesús. Mt 15:28. Y fue hecho como era su pedido.
Y en otra oportunidad reconoció la fe que los amigos de un paralitico tuvieron. Se esforzaron, lo subieron al techo, hicieron un agujero allí y lo bajaron delante de Él. “Al ver la fe de ellos, dice la escritura, Jesús dijo: tus pecados son perdonados … y después agregó …. Toma tu lecho y vete a tu casa” Mc. 2:5 y 11
Al Señor lo maravilla la fe de las personas. Lo maravilla la confianza que tenemos en Él. Confianza de quien sabe que en sus Palabras hay autoridad. Suficiente y absoluta autoridad para qué al dar la orden las cosas sucedan.
Se ve que al Señor le gusta que le creamos con una fe humilde y determinada que nos movilice a buscarlo hasta que Él haga su obra en nuestro pedido.
Se ve que el Señor reconoce a los que viven una fe práctica, esforzada y servicial que ayuda a otros a ser sanados y perdonados por Él.
Buena semana!!!
Ptr. Carlos Nelson Ibarra