Bendecidos para bendecir [Génesis 12:2]

Dios bendijo a Abraham con un claro propósito: que sea de bendición.  Lo prosperó, lo hizo famoso y muy rico.  Pero esa bendición trascendió mucho más, es una bendición de fe que llega hasta nuestros días.  No es material, sino eterna.  No termina en el tiempo, permanece para siempre.  

Su bendición no es un impulso emocional, es el poderoso respaldo de Dios.  No es solo para que la disfrutemos, es para que la multipliquemos dándosela a otros.  Aquello en lo que te reconoces bendecido no es solo para vos, también es para que seas de bendición.  

¿Dios te bendijo con una familia? Sé una bendición para otras familias también.  

¿Dios te bendijo con una buena remuneración? Compartí esa bendición dándole a los más necesitados.  

¿Dios te bendijo con paz y seguridad?  Compartilo siendo agente de paz y seguridad para otros.  

¿Dios te bendijo con Su perdón y salvación?  Bendecí a otros mostrándoles el camino hacia el perdón y la salvación en Jesús.

Ser bendecidos no es el único objetivo.  Su propósito no termina en nosotros, solo comienza allí.  Dios te bendice para que seas de bendición y así todos glorifiquen Su nombre.  Somos mucho más dichosos cuando damos que cuando recibimos.

Dios quiere ser glorificado.  Por eso, cuando somos bendecidos le damos gloria y eso se multiplica cuando bendecimos a otros que también le dan gloria a Él.

 Somos bendecidos para ser de bendición y para que todos glorifiquen Su nombre.  Ese es el círculo completo.

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

Devocionales anteriores