¿Y si les decimos que miren para arriba también?
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” –2 Crónicas 7:14.
Pareciera tan fácil y claro lo que el Hombre –incluyéndome, debiera hacer para sanar ésta nuestra tierra. No obstante, mientras avanzan las noticias observo mil recetas sobre cómo prevenirnos, sobre qué hacer con el tiempo, qué leer, qué comer, y hasta los beneficios de meditar.
También veo un sentido de negación de las señales que me hace comprender por qué es tan difícil llegar con el mensaje del Evangelio. Pero, lo que no veo en ningún lado, es que la humanidad baje la cabeza y se humille, invoque el Nombre de Dios, ore, y mucho menos, que se conviertan de sus malos caminos.
El pensamiento egoísta todavía les hace pensar a muchos que están exentos de la ira de Dios, entonces los vemos sumando pecado a la temeridad de poner en riesgo a los demás y preocuparse solo por sí mismos.
Me pregunto, sobre nuestra responsabilidad como creyentes, ¿habremos sido claros en llevar el mensaje de Dios?, ¿por qué no entienden? En esto estaba, cuando llego a las palabras de Jesús explicando por qué les hablaba por parábolas, refiriendo lo escrito por el profeta Isaías (S.Mateo 13.15), y que dice: “Para que no vean con los ojos, …”, y en contraposición: “Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane” (Is. 6.9-10). Entonces, reformulo mi pregunta, ¿habremos dedicado más esfuerzo a lo visual que a predicar el Mensaje de Salvación?
No importa la respuesta, pero sí el sentido en el que nos hace reflexionar. Dice que deben “escuchar con los oídos, y entender con el corazón” para “convertirse” de sus malos caminos. Deben “escuchar” el Evangelio de Jesucristo por medio de la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo les haga “comprender” con el corazón su pecado y se arrepientan y vuelvan a Dios. Así funciona. Nosotros predicamos el Evangelio, y Dios por medio de su Espíritu los sella para vida.
Es momento. Iglesia, oremos por el Hombre para que Dios tenga clemencia, piedad y misericordia de nosotros. Intercedemos delante de Dios para pedir perdón en nombre de la Humanidad por su pecado y el nuestro, y nos comprometemos a ponernos en la brecha en su favor, predicándoles el Evangelio mientras sea tiempo y hasta que el Señor nos llame a su presencia o regrese a buscar a Su Iglesia.
Dios bendiga a Su Iglesia; y al Hombre Su creación, lo perdone y sane la tierra! Amén.