CONFÍA [Proverbios 3:5-6]

 Salomón aconsejaba a su hijo a vivir una vida de confianza en el Señor.  Había experimentado que Dios merecía su confianza.  Está en nuestra naturaleza poner la confianza en cosas o en personas.  Confiamos en recursos económicos, en trabajos, en la buena salud, en amigos, en la familia. Pero Salomón nos dice que en quien debemos poner nuestra confianza es en Dios.

▪︎En ese Dios que perdona todas tus iniquidades, es el que sana todas tus dolencias; que rescata del hoyo tu vida, que te corona de favores y misericordias;

▪︎En ese Dios que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.

▪︎En ese Dios que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.

▪︎En ese Dios que es misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia.

La confianza en Dios debe ser verdadera, completa, total.  Poner solo la mitad de nuestra confianza en Él no sirve de nada.  Debemos, de manera intencional y deliberada, dejar todo en Sus manos sin ningún género de dudas.

Ahora bien, para poner toda confianza en alguien debemos conocerlo muy bien.  Pensá en las personas a tu alrededor. ¿Con quiénes tienes más confianza?  Probablemente son aquellas con las que pasas más tiempo, con las que compartís más cosas, con las que hablas más y te relacionas más. Lo mismo sucede con nuestra relación con Dios. Cuanto más profunda sea, cuanta más relación tengamos con Él, más podremos confiar en Él. 

Confiar en Dios con todo nuestro corazón significa honrarle y reconocer que Él está presente en lo que somos y en todo lo que hacemos, Él no se va.  Nunca se aparta de tu lado.  Reconocerlo en tus caminos es invitarle a participar en cada aspecto de tu vida, a ser parte de tu día a día, de lo grande y de lo pequeño.  Es practicar la presencia de Dios en las cosas comunes, en las rutinas, en lo de todos los días.

¡Qué hermosa promesa de Dios! Reconocerle en nuestro día a día, en nuestras luchas, en nuestras decisiones, nuestros problemas… hace que Él “enderece nuestras veredas”.

*Dios te bendice* 

 

Hna. Mharta Toledo de Gallardo

 

Devocionales anteriores