Una Iglesia alegre y llena de paz [Isaías 55:12-13]

 Muchos opinan que en la Iglesia son todos aburridos, que no celebramos nada, que es todo “no”.  

En algún sentido, creo que nos lo ganamos, nos ha costado ver a Dios gozoso, alegre y que festeja.  Nos ha costado mucho poder mostrar que Su pueblo es alegre.  Que tenemos muchos motivos para celebrar.

Tenemos muchos y grandes motivos para festejar.  Nuestro destino era la perdición eterna, pero Él nos lo cambió.  La fe en Jesucristo nos da acceso al cielo.  El infierno era lo que merecíamos, pero por su gracia, el cielo nos espera.  ¿Cómo no nos vamos a alegrar y a festejar?

El pecado nos esclavizaba, nos tenía a su merced, nos quitaba la paz.  Pensábamos que hacíamos lo que queríamos, pero estábamos bajo el reinado del pecado y de Satanás.  Creíamos ser libres, pero éramos sus esclavos.

Parece que nos olvidamos que estábamos llenos de tristeza y sin paz.  Que nuestra conducta nos llevaba a la muerte.  Que nuestro destino era de perdición.

Perdemos de vista que Él murió y resucitó para darnos victoria.  Parece que Su obra fue a medias, pues entendemos lo que hizo, pero no lo creemos del todo.  Por eso, no nos alegramos, pues a nuestro parecer Jesús está más interesado en reprochar nuestra conducta que celebrar que hemos creído en Él.

La Iglesia que Dios quiere es una que se alegra en gran manera, disfruta como nadie el perdón de Dios.  Nadie tiene más motivos para alegrarse aún en medio de los momentos difíciles, solo nosotros, pues los dolores de la vida nunca podrán quitarnos la eternidad junto a Él.   Nadie debe alegrarse más que nosotros, contamos con Su compañía, cuidado y bendición eterna.

Hasta la naturaleza se alegra por nosotros, los collados cantan y los árboles aplauden.

Mantenete consciente de Quién pagó por vos.  Alégrate y llénate de paz.

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

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