Una iglesia que escucha Su Palabra [Isaías 55:3-4]

 

Es muy desagradable que alguien esté hablando o comunicando un mensaje y no se le preste atención.  Es de necio no estar atento a quien tiene un mensaje transformador para nosotros.  Este es el tiempo de ser una Iglesia que escuche lo que Dios dice.

En estos versos Dios, nos llama a “inclinar vuestro oído”.  Nos dice que prestemos atención, que vengamos a Él con los oídos bien abiertos.  Que seamos prontos para escucharlo.  Que dispongamos nuestra voluntad para obedecerlo.

Prestar atención nos garantiza, por promesa de Dios, que nuestra alma vivirá y que Sus misericordias serán firmes.  De la raíz de David nació el Mesías.  En Él está el pacto eterno de misericordias sin límite.  En Jesús está el cumplimiento de la promesa divina de que “para siempre es Su misericordia”.

La iglesia que Dios quiere es aquella que se acerca con oídos dispuestos a escuchar lo que se le dirá.  En el contexto general está implícito que no es solo alguien que oye, sino alguien que escucha con mucha atención y pone en práctica lo que se le dice.  

La iglesia que Dios quiere es aquella que es hacedora de lo que escucha decir a Su Señor.

Siempre es tiempo, y hoy más que nunca, de inclinar nuestro oído para oír con atención lo que Dios dice en Su Palabra y ponerlo en práctica con rapidez.

Si oyeres hoy su voz, no endurezcas tu corazón.  No seamos provocadores.  No seamos como aquellos que consideran en un espejo su rostro y después lo olvidan.   

Seamos de aquellos que oyen la Palabra y la hacen.  Seamos de aquellos que forman parte de la iglesia que Dios quiere: una iglesia que escucha la Palabra y es diligente en obedecerla.

 

Buena semana.

Pr. Carlos Nelson Ibarra

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