Cada uno con su piedra [Josué 4:5-6]

 El río Jordán estaba desbordado por todas sus orillas.  Era imposible cruzarlo en ese momento.  Muchas preguntas deben haber surgido en el interior de los israelitas.  La incertidumbre de saber cómo lo cruzarían cargaba el alma de ellos.

Dios les dio órdenes claras.  Una de ellas fue que cuando estén en el medio, en el fondo del lecho, en lo más profundo, tomen una piedra para llevarla hasta el otro lado.  Ese sería el testimonio del milagroso obrar de Dios que les mostrarían a sus hijos.

Muchas veces aparecen frente a nosotros situaciones que están desbordadas.  Situaciones que nos parecen imposibles de resolver o superar.  Momentos donde la incertidumbre aprieta el alma porque no sabemos cómo vamos a salir o cómo vamos a superarla.

Parece que Dios ha dado la orden de avanzar.  No tenemos que estancarnos ante el problema. Mucho menos retroceder o huir.  Dios no quiere que nos detengamos en lo que ven nuestros ojos.  Lo que vemos, de verdad, es imposible para nosotros.  Pero, por la fe, sabemos que no hay nada imposible para Dios.  Nuestros ojos ven algo imposible.  Dios ve una oportunidad de testimonio para nosotros.

Cada uno de los doce príncipes tomaron una piedra sobre su hombro para testimonio.  Ante lo imposible que estés enfrentando, no te detengas, avanza en fe.  Dios lo partirá a la mitad.  Avanza y cuando llegue el momento, en lo más profundo de la situación, en lo más hondo de tu lucha toma tu testimonio para hacerle saber a los demás que estuviste ahí.  Que con Dios lo cruzaste.   Que con Él lo pudiste superar.  Él te hizo pasar en seco.  Él partió tu imposible a la mitad.  Él te permitió llegar al otro lado.

No importa cuál es el imposible. Lo importante es que marchemos hacia adelante y tomemos de esa imposibilidad una enseñanza, un testimonio para los tiempos que vienen.

 

Buena semana

Ptr. Carlos Nelson Ibarra

Devocionales anteriores