Estamos en una época en la que quieren destruir los fundamentos. Atacan permanentemente los buenos valores de la fe cristiana.
En estos días, quieren que impulsemos a nuestros niños a celebrar la muerte, el terror, lo sangriento y lo morboso. Quieren que los conectemos con todo aquello que los lleva al miedo, a la brujería y al fetichismo. Quieren que los expongamos a experiencias que los distancian de Dios.
Dicen que el asunto es una fiesta infantil que no tiene nada de malo, que es inocente. Pero la realidad es que estamos dedicando a nuestros niños a las obras de las tinieblas. Los iniciamos, pensando que es un juego, en la brujería, los sometemos a la hechicería y los exponemos a los demonios. Halloween es una celebración macabra que no tiene nada de inocente, es deliberadamente diabólica.
Que el Señor nos libre de hacer pasar a nuestros hijos por estas prácticas. A Dios le producen náuseas (Dt. 18:9-14).
Somos hijos de luz y no debemos participar de las obras infructuosas de las tinieblas, más bien debemos reprenderlas. El Espíritu que mora en nosotros produce solo cosas buenas, rectas y verdaderas.
Él no nos llamó para que celebremos la muerte. Él nos llamó a celebrar la vida. La vida de Jesús en nosotros.
¡¡Buena semana!!
Pr. Carlos Nelson Ibarra