Encerrado en la panza [Jonás 2:9]

 Jonás tuvo un encierro muy corto en cuanto a tiempo, pero intenso en cuanto a la experiencia.  Fueron sólo tres días muy incómodos allí dentro del pez. Se sentía morir. Sentía que todo terminaba para él.  Pero Dios tenía otros planes, Él seguía manteniendo firme Su propósito para con Jonás.

En ese encierro aprendió varias lecciones inolvidables.

Aprendió que de Dios no se puede huir!!  Aunque escape al otro lado del mundo, o se esconda en la oscuridad; allí está Él.  Aunque lo arrojen a lo profundo del mar, o baje al lugar de los muertos; allí lo encontrará Dios.

Aprendió que no se puede desobedecer al Señor sin sufrir consecuencias!!  No obedecerlo atrajo cosas malas para él y para su entorno.  Sufrió él y sufrieron los marineros que casi naufragaron.  Hasta el pobre pez también sufrió una “indigestión”, lo tuvo que vomitar.  Jeje

Siempre que estamos en desobediencia hay caos. Ese caos es la herramienta que Dios usa para llevarnos de regreso a Su propósito.  Dios lo permite porque trabaja para que Su plan se cumpla.   

En el encierro, dentro de la panza, oró al Señor brindándole sacrifico de alabanzas.  Dios trajo libertad y vida

Aunque nuestro encierro tiene otras connotaciones, creo que Dios lo ha permitido para que podamos ofrecerle sacrificios de alabanzas.  El sacrificio es algo que debe costarnos.  Es algo que, de alguna manera, deja de existir para nosotros y pasa a estar delante de Dios.  Algo muere en mí para estar vivo en Dios.

En estos momentos difíciles debemos alabar al Señor igual.  

Aunque suframos el aislamiento y no podamos disfrutar de nuestros seres queridos; alabémosle de todas maneras.  

Aunque no podamos movilizarnos y la soledad nos abrume; abramos nuestras bocas y alabémosle.  

Aunque no sepamos cuándo termina y la ansiedad quiera ganarnos; brindémosle al Señor sacrificios de alabanza.

Aunque estemos limitados en nuestros trabajos y nuestra economía se vea deteriorada; que nuestros labios confiesen su nombre.  Que el fruto de nuestro hablar exprese Su grandeza.  

Jonás no sabía cuándo iba a salir del pez.  Es más, no sabía si iba a salir de allí.  Pero aún así alabó al Señor.

Quizá no sepamos cuándo saldremos de esta. Pero aún así, alábémosle!!  En Su tiempo Él traerá vida, libertad y salvación para nosotros.

Aprendamos que obedecerle es el mejor de los sacrificios.  Él se complace muchos más en la obediencia, que en la multitud de ofrendas que podamos darle.

Buena semana!!

Ptr. Carlos Nelson Ibarra

 

 

 

 

 

 

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