En los tiempos modernos, pensar en la vida cristiana, pareciera que es pensar en un Dios que sólo tiene que darnos alegrías. La realidad es que en el Señor y por Su obra en nosotros, ya tenemos una gran razón por la cual estar alegres.

Nadie podía acceder al perdón de Dios. Jesucristo lo hizo posible.
Nadie era capaz de ir al cielo por sus propios medios a morar con Él. Jesucristo lo hizo posible.
Nadie podía hacer que tengamos acceso directo a Su trono de gracia. Jesucristo lo hizo posible.

Todas estas cosas pueden parecer intangibles y abstractas, pero en verdad son más reales que la vida misma. En todo el contexto bíblico se nos aconseja que no pongamos la confianza y la esperanza en las cosas pasajeras o terrenales. Ser un buen soldado de Jesucristo es aprender a tener en menos los sufrimientos de este tiempo para agradar a aquel que nos tomó por soldados. Es darnos cuenta de que Él y Su obra nos dan acceso a alegrías eternas.

Es preferible vivir con los sufrimientos de un soldado que intenta agradar al que lo reclutó, antes que negociar con los asuntos del gozo efímero de esta vida.
Es preferible sufrir la distancia con alegrías pasajeras, antes que amoldarse a los asuntos terrenales y perdernos de Su eterna compañía.

 

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