El regocijo es algo que supera cualquier otra emoción. Es un doble gozo. Es un estado espiritual de alegría plena que supera todas las emociones negativas que podamos enfrentar.

Es todo un desafío para el creyente aprender a vivir con regocijo la vida cristiana.

Me gusta como dice la Traducción Lenguaje Actual TLA. "¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!"

He escuchado más de una vez a hermanos en la fe expresar lo duro y difícil que es llevar adelante la vida cristiana. Lo triste que es. Lo mucho que se sufre por mantener los principios del Reino. Es como nadar contra la corriente, te dicen.

Es verdad que el mundo y la carne se oponen a Dios... pero... esa lucha u oposición no pueden impedir que cumplamos el mandato apostólico de "vivir con alegría la vida cristiana".

¿Será que más de una vez somos gobernados por nuestros estados de ánimo?

¿Será que el entorno y las circunstancias afectan nuestras emociones más que la decisión de ser espirituales?

¡Podemos estar tristes o afectados por algo... pero... en el nombre de Jesús no tenemos permiso para quedarnos en ese estado!

Aprendamos a vivir la vida cristiana con alegría a pesar de...

A pesar de la desilusión amorosa.
A pesar de la pérdida económica o laboral.
A pesar de la angustia por la partida de algún ser querido.
A pesar de que en el trabajo, la escuela o la facultad nos hagan a un lado por manejar códigos diferentes.
A pesar de que las cosas no salgan como queremos.

El verdadero "regocijo del cristiano", la "verdadera alegría de la vida cristiana" está en hacer a Cristo el todo para nuestra vida.

En Él estamos completos.
En Él nada nos falta.
En Él estamos seguros.
En Él todo lo podemos.

Vivamos la vida cristiana con alegría y mostremos al mundo que somos buenos y amables. Regocijémonos en el Señor para que todos los hombres conozcan nuestra gentileza. La venida del Señor está cerca. Quizá alguien al vernos llenos de regocijo, pueda rendirse al amor de Dios.

Devocionales anteriores