Estamos marcados [Corintios 5:7-8]

En esta época del año celebramos la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La Pascua era una fiesta celebrada por los hebreos para recordar el momento en que Yahvé los sacó de la esclavitud de Egipto.

Cristo es nuestra “Pascua”, declara Pablo. Él fue el cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. Su sacrificio fue más que suficiente para nuestra libertad eterna.

Su sangre marcó nuestras vidas para que la muerte no tenga poder sobre nosotros.

Esa es nuestra más grande esperanza. La muerte puede hacer que dejemos de respirar, pero nunca podrá separarnos eternamente de Dios.

La confianza y fe que hemos depositado en Jesucristo como aquel que murió por nuestros pecados nos da garantías de que estamos marcados como las puertas de aquellos hebreos en Egipto. ¡La muerte no puede con nosotros!

Tenemos la seguridad de que el día que se detenga nuestro corazón vamos a ser libres de todas las dolencias de esta vida y gozaremos de completa y eterna libertad.

¡Felices Pascuas!

Felices por la esperanza única que sólo los cristianos podemos tener. Celebremos esta fiesta mostrando que estamos marcados con su sangre y acompañemos este tiempo con panes de sinceridad y verdad.

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