Salí de tu lugar [Josué 3:3]

Enfrentar algún tipo de desafíos suele provocarnos nervios y estrés.

Me imagino la lucha interior que tuvieron los hebreos al escuchar la orden divina dada a través de Josué. Al ver el arca del pacto debían salir de sus lugares y marchar en pos de ella. Esa orden es la que quiero destacar hoy: "saldréis de vuestro lugar".

¿Qué hubiera pasado si alguno no obedecía esa orden y se quedaba en su tienda? Probablemente no hubiera sido parte de los históricos milagros que Dios hizo con su pueblo. No hubiera visto como las aguas se detenían en un montón mientras se secaba el lecho hacia el otro lado (hacia el Mar Muerto). Probablemente no hubiera visto como caían los muros de Jericó. Y seguro que no hubiera disfrutado de todas la bendiciones que le esperaban en la Tierra Prometida...

Aquí hay un principio espiritual: hay veces que debemos dejar nuestro lugar si queremos ver el obrar poderoso del Señor.

¡El desafío es dejar tu lugar! Puede ser que sea dejar algún lugar físico como casa, familia, ciudad, trabajo, etc. Creo también, que en muchos de nosotros, es dejar lugares de comodidad. Es dejar formas relajadas de pensar. Es dejar rebeldías interiores que sólo Dios conoce. Es que salgamos de nuestros lugares para seguir la guía de Su presencia. Es que nos juguemos y seamos participes de las maravillas que el Señor hará mañana entre nosotros.

No te quedes en tu tienda, en tu lugar, porque quizá nunca veas a Dios partir tu imposible a la mitad para que lo cruces en seco.

Quizá nunca veas a Dios derribar los muros de aquello que retiene tu bendición estando "cerrado, muy cerrado" como Jericó.

Quizá nunca termines de ver y disfrutar de las bendiciones que te esperan en el cumplimiento de sus promesas.

Bendigo tu vida para que decidas salir de "tu lugar e ir en pos de Dios" y juntos veamos las maravillas que Él hará mañana entre nosotros.

¡Buena semana!

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