En medio de las excusas que Moisés ponía para no regresar a Egipto, Dios le hace saber todo lo que pensaba y le garantiza Su compañía en todo momento.

Le dijo que vaya con los ancianos y le dijera a Faraón: que Dios encontró a su pueblo y lo sacaría para que le adore, que extendería Su mano y heriría a Faraón, y que Israel saldría enriquecido de Egipto.

En esta pandemia creo que Dios está encontrando a sus hijos. Él está hallando a esos adoradores que lo reconocen en todos sus caminos, que ven en este tiempo una oportunidad para glorificarlo.  Adoradores que dejan de quejarse por lo que viven, que salen de ese lugar y le adoran de verdad en Espíritu, sobreponiendo lo espiritual y eterno sobre lo terrenal y efímero.

Estoy seguro de que también está tratando con el mundo. Nadie escapa de este virus. No hay diferencia entre rico y pobre, poderoso y necesitado. La plaga seguirá adelante hasta que Él lo diga, hasta que el mundo reconozca que el único fuerte es el Señor. Veremos actuar Su mano fuerte y poderosa interviniendo en el mundo.

Estoy convencido de que la Iglesia saldrá enriquecida. 

En aquel momento se produjo la transferencia de riquezas más grande de la historia. El pueblo de Israel salió millonario de Egipto. Todo lo que el país se enriqueció con ellos siendo esclavos, les llegó como indemnización. Todo lo que Egipto les robó, se lo devolvió multiplicado.

De la misma forma, aunque está pandemia quiere detenernos en cierto encierro y esclavitud, creo que vamos a salir enriquecidos. El Diablo nos tendrá que devolver, y multiplicado, todo lo que nos ha robado. Será Dios mismo el que nos restituirá todas las cosas que hemos perdido. En el momento oportuno nos restituirá la economía, la familia, la seguridad, la paz y la libertad.

 

La Iglesia saldrá victoriosa, promocionada y más numerosa. 

 

Allí en Egipto, cada mujer ponía toda esa riqueza sobre sus hijos y sobre sus hijas. Eso me habla de que todos esos tesoros servirían para favorecer a las próximas generaciones. Nuestros hijos e hijas llevarán sobre sus lomos el beneficio de todo el trabajo y la experiencia adquirida en este tiempo. Ellos serán mayores que nosotros. Sobre ellos estará la riqueza de nuestro esfuerzo.

 

¡¡Sin dudas!! De esta salimos enriquecidos.

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

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