Desde el principio de los tiempos, a los seres humanos, la violencia nos ha ganado la batalla. Por no reconocer que hizo las cosas mal delante de Dios, Caín, impulsado por la envidia, mató a su hermano Abel. Con un golpe le quitó la vida, destrozó una familia y desató maldición sobre la tierra. La violencia siempre hace eso, destruye la sociedad y maldice la tierra.

En este tiempo, la violencia ha dejado de estar en palabras, gestos y actitudes que veíamos en los medios de comunicación y las redes sociales, para tomar acciones concretas. En la semana hubo una explosión en el centro de nuestra ciudad. No importa de quien era el local o a quien representaba ese espacio. Importa que alguien optó por la violencia detonando un artefacto explosivo allí. Y, dejó intimidantes amenazas hacia otros expresando que hay razones suficientes “para empezar la purga”. 

Un acto que muestra el odio de gente impía y violenta que da un mensaje terrorífico a la sociedad. Podemos pensar diferente o hasta sentirnos indignados por las acciones de los otros, pero nunca jamás la violencia es el camino. 

Estamos en tiempos peligrosos en los que no podemos permitir que este tipo de hecho quede impune. Es tiempo de que la justicia actúe rápido y con eficacia. No podemos permitir que esto quede sin esclarecerse. 

 “Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento”, oró el salmista. Oremos para ser libres de personas así. Oremos para que la justicia cumpla con su comisión y la nación sea engrandecida. Oremos para que el pecado sea quitado y deje de afrentarnos (Pr. 14:34). Oremos bendiciendo nuestra ciudad para que sea engrandecida (Pr. 11:11). Oremos para que Dios cambie con su misericordia a estas personas. Oremos para que se arrepientan, sean libres y transformadas por el Espíritu. 

Oro por una ciudad bendecida y libre de todo tipo de violencia. Oro por una Bahía Blanca donde el Príncipe de Paz sea manifestado en plenitud. Oro para que nuestros pies sean hermosos porque anunciamos la paz. Anunciamos la paz con Dios y entre los hombres.

Basta de violencia es el grito de todos aquellos que amamos la paz y la seguridad. No más violencia en los hogares. No más violencia en las redes sociales. No más violencia en el deporte. No más violencia en las calles.

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra

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