Este es uno de los pasajes más famosos del Antiguo Testamento.  Es inspirador, desafiante y muy práctico.  En estos cuatro versículos, Dios insistió tres veces en ordenarle a Josué que se esfuerce y sea valiente.

Es evidente que Josué no sentía ni coraje ni valentía.  Estaba asustado y temeroso por tener que asumir la responsabilidad del nuevo tiempo.

Al igual que él, creo que estamos en un tiempo muy desafiante.  Debemos tomar para nosotros esta demanda divina.  Debemos esforzarnos y ser valientes para vivir lo que tenemos por delante.  

“Valor” y “esfuerzo” para sacar adelante nuestra vida, y la de muchos, de lo doloroso de este tiempo.  Debemos ser agentes de ánimo para que no se apague la fe y para que el amor de muchos no se enfríe.  Seamos personas que le ponen ganas a la vida y se esfuerzan para retomar la regularidad sin temores.  

Llegará el día en que podamos volver a muchas de nuestras actividades tradicionales.  

Estemos preparados para asumir valientemente la responsabilidad de recuperar la economía trabajando con creatividad y determinación. 

Estemos preparados para recuperar nuestra vida espiritual como iglesia y congregarnos regularmente.  Con valentía y esfuerzo aportemos nuestra presencia para recuperar la “koinonía” (algo muy importante en los cristianos del primer siglo).

Antes nos esforzábamos y éramos valientes para enfrentar los desafíos en lo que llamábamos “normalidad”.  Corríamos de acá para allá libres de la pandemia.  Hoy la valentía y el esfuerzo deben tener la misma intensidad, pero lo debemos hacer con mayor sabiduría.  

El mandato apostólico es más actual que nunca: “aprovechemos bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-20).

¿Nos queda alguna duda de que los días son malos?  Seamos entendidos de cuál es la voluntad del Señor.  Que los deseos carnales de la comodidad no nos esclavicen.  Seamos llenos del Espíritu.  Que nuestra conducta y habla lo reflejen permanentemente.

¡Buena semana!

Pr. Carlos Ibarra

 

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