“pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme y viviréis”

Al leer este versículo pude observar que el deseo de Dios es hacerles bien a los seres humanos.

Esta época fue de gran desarrollo económico y de cierto bienestar para algunos.  Amós, siendo del Sur (ciudad de Tecoa, reino de Judá) fue mandado por Dios a profetizar al reino del Norte, Israel.

El país había prosperado económicamente mucho, pero eso acarreo que los ricos se hicieran aún más ricos y oprimieran al pobre.  Era una época de mucha desigualdad, de juicios fraudulentos, de religión hueca y vacía, de maltrato al necesitado.  

Por esa razón, Amós, profetizaba sobre el castigo ineludible al que iba a ser sometido el reino de Israel.  La única salida era que buscaran a Dios.  Así seguirían con vida.

En nuestro tiempo quizá no estemos enfrentando un castigo divino, pero si es cierto, que muchas cosas malas que nos pasan son porque no le buscamos.  Por no buscarlo algo se muere en nosotros.  Se muere una relación, un negocio, una amistad.  Se muere la paz, el amor, el gozo.  Se pierde la confianza en Dios y en las personas.

“Buscadme y viviréis” dijo el Señor.  Buscarlo significaba que había que dejar ciertos intereses de lado para ocupar el tiempo en buscar a Dios.  Era necesario un replanteo de la vida, para invertir en lo que de verdad iba a traer vida.  Buscarlo requiere un grado importante de dedicación, esfuerzo y apertura espiritual y mental para aceptar lo que Él diga. 

En los tiempos de Amós el foco de muchos era el dinero, sin importar cuánto maltrataba a su prójimo.  Hoy puede ser que el foco nuestro sea obtener ciertos logros sin importarme el otro.  Avanzar yo, sin importar si todos avanzamos juntos.  Crecer yo, sin que me importe que los demás también progresen.

En aquella época, cómo hoy en día, Dios quiere ser el centro.  Él quiere que le busquemos.  Él sigue siendo la única fuente de vida.  Siempre que lo busquemos a Él, algo en nosotros vivirá, todo nuestro ser recobrará aliento, la mortandad huirá de nosotros y la vida se manifestará.

Aprovechemos bien este tiempo de búsqueda.  

¡Aprovechemos estos 40 días de ayuno y oración!

Nuestra familia y matrimonio serán vivificados, porque le buscamos.

Nuestra economía recobrará vida y propósito, porque le buscamos.

Nuestro servicio a Él se verá con nueva vitalidad, porque le buscamos.

Por buscarlo siempre viviremos avivados por Su Espíritu.

 

Devocionales anteriores