En el andar de la vida no estamos exentos de pasar por situaciones de incertidumbre, por momentos de inestabilidad que provocan inseguridad y generan pensamientos de desanimo constante.  Mantener por un tiempo considerable ese tipo de pensamientos puede desenfocarnos por completo del propósito que el Señor tiene con nosotros. 

Quiero alentarte a que en esos momentos tengas la capacidad de levantar tu mirada a Dios y que puedas hacer de su presencia un alto refugio.  Tu seguridad no está en las finanzas, tu ayuda no vendrá del sistema, no encontrarás la verdad en un mundo de verdades relativas y de fundamentos tan cambiantes.  Cualquier sostén, que no sea Dios mismo, tiene la incapacidad de nunca ser completo.  Nunca podrá sostenerte como sólo Él puede hacerlo. 

Dios no se toma licencia en su cuidado hacia nosotros, hacer de su presencia el lugar de identidad, te dará seguridad y te llenará de valor para el cumplimento de Su propósito aquí en la tierra.  Así lo expresa el salmo 121 que forma parte de los cánticos llamados graduales.  Conocidos también por ser cánticos de los peregrinos.  Al ir camino a Jerusalén para adorar a Dios en el templo, estos reconocían en medio de su trayectoria, que su socorro viene de Dios.  De aquel que los amo, de aquel que los pensó, de aquel que los diseño.  

Cuando los peregrinos elevaban su mirada hacia los montes (en esos tiempos lo que se podía ver eran altares a dioses paganos),  se preguntaban: “de donde vendrá mi socorro”.  Su respuesta era muy concreta porque sabían que por encima de todo estaba el Dios que había creado los cielos y la tierra.  Ese Dios estaba con ellos.  En ese Dios, creador, estaba su seguridad.  Se sentían seguros por encima de todo peligro.

 Cuando en tu camino te encuentres con circunstancias adversas te invito a que levantes tu mirada y te des cuenta que es Dios mismo quien tiene la capacidad de socorrerte; aquel que creó y sostiene todas las cosas no descuida de vos, no te desalientes poniendo tu atención sobre otra persona o circunstancia.  Que el foco de atención sea Dios mismo.  Veras que tu corazón tomara aliento al entender que la ayuda de Dios NUNCA llega tarde.

Levantar nuestros ojos hacia Dios, en medio de circunstancias duras, tiene el suficiente poder para determinar nuestra eternidad.

Que tome aliento tu corazón! Jehová es tu guardador.

 

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