Más de una vez escuché frases como: “yo lo perdono… pero amarlo/a?  No, no se puede!”.  También escuché: “Lo/a amo, pero no puedo perdonar lo que me hizo”.  Son frases humanamente comprensibles, pero no son apropiadas para un verdadero cristiano.  

La conducta que Dios espera de nosotros no es esa.  Él espera que sigamos el ejemplo del Señor Jesucristo.  Él nos amó de todas maneras y a pesar de.  Pidió por el perdón para todos aquellos que lo estaban matando.  Él se entregó por amor y para el perdón de los ofensores.  Nos dejó el ejemplo de perder para ganar y de ser agentes de gracia para otros, nunca de desgracia.

En este versículo el apóstol Juan nos da una magistral exhortación.  Nos enseña en qué consiste el amor.  No se trata de cuanto amamos a Dios, sino se trata de cuanto nos ama Dios a nosotros.  Tan Grande es su amor que entrego a Jesús para perdonarnos.  

El amor y el perdón van de la mano.  Si Él nos amó y se entregó para perdonarnos, ese ejemplo nos exige imitación.  Conocer a Dios es amar como el amó.  Amemos al otro aunque nos haya dañado u ofendido.  El que ama así conoce a Dios, porque Dios es amor.  Y el que no ama de esa manera, no ha conocido a Dios.  Es muy fuerte el desafío, pero correctamente verdadero.

Él se entregó por amor para perdonarnos.  Nosotros también debemos aprender a entregarnos por amor al otro y así perdonar.  Entregarnos por amor y para perdón es despojarse de los derechos y beneficios personales, pasar por alto la ofensa y perdonar al otro aunque eso nos cueste dolor y aún la muerte.  Debemos entregar nuestra desilusión, nuestro enojo, nuestros dolores y nuestros deseos de venganza y así mostrar que estamos muertos para el pecado, pero vivos para Dios.  Seguir ese ejemplo divino nos lleva a una victoria espiritual en todos las áreas de la vida, porque gracias a su amor y perdón somos más que vencedores.

 

¡Si amamos, sabremos perdonar!  ¡Perdonemos para mostrar que amamos!  ¡Somos de aquellos que conocen a Dios!

¡Buena semana!

Ptr. Carlos Ibarra

 

Devocionales anteriores