Una de las características de los verdaderos cristianos es la capacidad de seguir adelante firmes en sus convicciones de fe, aunque todo en el presente sea contrario.  Somos una nueva criatura en Cristo, ya no somos nosotros, es Cristo en nosotros.  Ahí está el secreto de la perseverancia.  Las cosas viejas pasaron, todas se van haciendo nuevas.

Esa nueva creación nos hace ciudadanos del cielo, embajadores en el nombre de Cristo aquí en la tierra.  A través de nosotros es como si Él rogara a la humanidad que se reconcilie con Dios.   

Se nos encargó el ministerio de la reconciliación.  Dios está en Cristo reconciliando consigo al mundo.  Debemos ejercer ese ministerio, transmitiendo la palabra que se nos encargó.  Somos sus voceros, sus heraldos.  Somos de aquellos que vivimos ese mensaje de esperanza: “Jesús fue hecho pecado para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en Él”, ese es el mensaje.

Esa esperanza no está en las cosas materiales de este mundo, está en el regreso glorioso de nuestro Señor Jesucristo, quien pronto volverá trayendo su premio de eterna salvación para los suyos (Ap. 22:12).  Somos de aquellos que aprendemos a menospreciar la vida con tal de ser hallados en Cristo (Ap. 12:11). 

Ruego en nombre de Cristo que todos nos reconciliemos con Dios

Somos agentes de reconciliación, no de hostilidad.  

Nunca lo olvidemos.

 

Ptr. Carlos Ibarra.

 

Devocionales anteriores