Un oasis [Salmo 92:12-13. NVI]

“Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios.”

La Biblia llama justos a las personas que se han alineado, por la fe, con el plan supremo de Dios.  Un plan que es perfecto.  Un plan que cambia el destino eterno de las personas.  Un plan que nos permite vivir por fe.  

Justo es aquel que se arrepintió de sus pecados y rindió su vida a Cristo.  Es aquel que por la fe está sellado con el Espíritu Santo prometido.  Es aquel a quien Dios, por su gracia, justificó.  Es aquel a quien Dios, por su gracia, lo adoptó como hijo.

Los justos están plantados en la casa de Dios.  Crecen, florecen y prosperan porque están enraizados en la presencia de Dios.

La palmera es una comparación que el salmista utiliza para graficar el desarrollo de la vida de los justos.  Un verdadero justo está bien enraizado, por la fe, en Dios.  Así como la palmera echa raíces bien hondas para encontrar el agua de las profundidades del suelo; de la misma manera, el justo profundiza sus raíces en Dios para hallar allí el agua viva que le da la capacidad de vivir, crecer y florecer aún hasta en su vejez.

Lo que aprendí al estudiar este pasaje es que cuando hay más de 30 palmeras en un mismo sitio; en ese lugar existe un oasis.  Cada palmera profundiza sus raíces y trae el agua a la superficie.  Al ser muchas traen agua a la superficie transformando el lugar en un oasis que provee frescura y refresco para los necesitados.  Somos muchos los justos que florecemos en la casa del Señor.  Extraigamos esa agua viva desde las profundidades de Dios para ser proveedores de frescura, paz y salvación eterna a los cientos de sedientos espirituales que andan por nuestra tierra. 

Seamos un oasis para la ciudad!!

 

Buena semana!!

Ptr. Carlos Nelson Ibarra

Devocionales anteriores