Muy dichosos [Mateo 5:3]

Pensar en ser dichoso, en estar feliz, en sentirse bienaventurado o bendecido, no tiene que ver con emociones humanas y de índole terrenal.

Las enseñanzas que Jesús impartió a sus discípulos sentado allí en un monte fueron muy desafiantes para la forma de pensar humana.  Lo fueron en aquella época y lo sigue siendo hoy.  Desafió a sus oyentes a ir por una forma de pensar y de conducirse mucho más sublime.

Jesús atacó la práctica de ciertos maestros fariseos que limitaban el acceso de las personas al aprendizaje de las escrituras.  Era común que los padres quisieran promocionar a sus hijos a que sean aceptados en la escuela de algún rabino, porque de no ser aceptados, eran pobres espirituales.  No estaban capacitados para están en las cosas de Dios y, básicamente, debían aprender el oficio de su papá para poder subsistir en el futuro.

Eran pobres en espíritu y por consiguientes no podían acceder a Dios.

Como primer enseñanza Jesús les dijo que sean muy dichosos, que sean muy felices, que se sientan muy bendecidos, por ser de aquellos pobres de espíritu que los fariseos nunca recibirían.  A ellos es a quienes Dios los hace parte de su reino.

Ustedes que son pobres en espíritu.  Ustedes que se reconocen necesitados de Dios.  Ustedes que saben que son escasos espiritualmente…   Ustedes sean muy felices, porque de ustedes es el reino de los cielos.

El reino de los cielos está al alcance de aquellos que reconocen su pobreza espiritual.  De aquellos que reconocen su necesidad de Dios.  El reino de los cielos no es para los que se creen “súper santos” o que se sienten muy espirituales.  El reino de los cielos es de aquellos que saben de su déficit espiritual y reconocen que la confianza en Dios es su única salida.

 

Buena semana!!

Ptr. Carlos Nelson Ibarra.

 

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