Padeció por vos [1 Pedro 3:18]

"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;"

Cuando hablo de los padecimientos de Cristo siempre hay en mí la sensación de incomprensión.  Me cuesta llegar a entender la magnitud de esos padecimientos.

Creo que se debe al hecho de que nunca experimenté los dolores de la muerte.  Nunca estuve muerto, y.… mucho menos resucite Je Je!!

Pasan por mí emociones encontradas.  Por un lado, no llego a comprender la magnitud de su sacrificio pero a la vez hay algunos sufrimientos en los que sí puedo sentirme identificado.

Los sufrimientos de la última semana del Señor son terribles.  Se desencadenaron como una catarata de maldad sobre él y algunos de esos sufrimientos los puedo comprender; ya que alguna vez viví algo parecido.  ¡Claro, no en esa magnitud!

Sufrió la soledad del abandono de sus amigos. Alguna vez me han dejado sólo y abandonado personas que amo.

También sufrió la traición de uno de sus íntimos. Alguna vez me ha traicionado alguien que jamás imagine que podría hacerlo.

Sufrió dolores físicos, como latigazos, espinas clavadas en su cabeza, golpes brutales y desmedidos. Alguna vez sufrí ciertos dolores producto de accidentes. Alguna vez me golpearon siendo adolescente por hacerme el “cancherito”. Y una vez, alguien que se dejó llevar por la bronca me escupió.

Cada vez que padecí fue por culpa mía, no por la culpa de otros.

Ahora en el caso de nuestro Señor es por la culpa de otros.  Él es justo, sin pecado ni maldad.

El decidió padecer por los injustos... ¡¡que grandeza!! ¡¡que amor!! 

Uno de los padecimientos más grandes y fuertes que vivió es la separación de la comunión con el Padre.  Hubo un único momento en la historia de la trinidad donde el Padre no pudo mirar ni acompañar al Hijo porque “fue hecho pecado por nosotros”. 

Él cargó con el peso de los pecados de toda la humanidad, o sea; los míos, los tuyos, los de cada ser humano que habita, habitó y habitará esta tierra.

Por eso dice la Biblia que Él padeció para llevarnos a Dios.  Él es el camino a Dios.  NO hay otro

Que este tiempo tan especial de celebrar a Jesucristo, nuestra pascua, nos lleve a reflexionar sobre el nivel de compromiso que tenemos con Él y su sacrificio.  

Él comprometió su vida, sangre y justicia a favor nuestro.  ¿Estás comprometido con el Señor o sólo involucrado en una religión?

Bendigo este tiempo de Pascuas.  

¡¡Felices Pascuas!!

 

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