Es mucho mejor la buena fama [Proverbios 22:1]

A muchos cristianos no les importa lo que los demás digan o piensen de ellos.

En algún sentido está bien porque uno no puede caerle bien a todos.   

Pero curiosamente el libro de Proverbios nos enseña que para Dios es muy importante nuestra buena fama y nuestro buen nombre.

Lo que al Señor le interesa es nuestro buen testimonio.  Lo que hacemos debe coincidir con lo que decimos y somos.

Cuidar nuestra imagen no debe ser una obsesión.  Pero sí debe ser nuestra santa ocupación.

La gente con los ojos  naturales no puede ver a Dios.  

Pero sí lo pueden ver en nosotros.

En nuestra manera de comportarnos.  

En nuestra forma de expresarnos.

En nuestra forma de hablar.  

En nuestra forma de relacionaros.

Somos nosotros lo que le mostramos a la gente quien es Dios.

Somos representantes de Dios en la tierra.

Somos embajadores

Una de las tareas de los embajadores es representar y dejar bien visto al país que representan.

Nosotros como ciudadanos del cielo dejemos bien parado el nombre de nuestro Dios en todo lugar donde nos movamos.

Cuidemos nuestro buen nombre más que las muchas riquezas

Cuidemos nuestra buena fama más que la plata y el oro.

Cuidemos de representar bien a nuestro Dios.  Los demás lo ven… o no… en nosotros y en nuestra conducta.

Dejemos bien visto a Aquel a quien representamos en la tierra.

 

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