"Entonces David se quitó aquellas cosas" v39c

La imagen de David yendo hacia Goliat con su atuendo de pastor habrá parecido ridícula y suicida para el ejército de Israel que miraba atemorizado. Si había entre las filas alguien que podía derrotar al gigante iba a necesitar sin dudas lo mejor del armamento disponible. La mismísima armadura del Rey en verdad. De otra manera sus chances de vencer, que de por sí serían pocas, se reducirían bruscamente.

Sí David habría podido ir hacia Goliat con la armadura de Saúl su fe en Dios iba a estar diluida. 50% en la armadura y el casco y 50% en Dios. El resultado habría sido trágico. Cuando él se sacó las ropas de Saúl su fe quedó 100% en Dios, ya que una sola embestida de Goliat sería suficiente para matarlo. 

El Gigante se burla del aspecto del joven pastor y no lo toma en serio (v42), pero él no sabía que la fortaleza de David era invisible a los ojos humanos, no respetaba la coherencia de ningún hombre de guerra ni provenían de carne o sangre.

Tu fortaleza no viene de lo que se ve, de la imagen que transmitís, de lo que otros ven. Tu fuerza viene de Dios, de su Espíritu Santo que vive en tu interior.

Pero como hizo David tenemos que desvestirnos de toda fuerza humana. Lo que para el incrédulo representa un arma contra la angustia, el miedo, la ansiedad, la preocupación, para el creyente es un diluyente de su fe y un camino hacia la derrota. 

Si el grano de trigo no muere no puede llevar fruto (ver Jn 12:24).

 "Hay fortalezas que son debilidad y hay debilidades que en verdad son fortaleza"

 

Hno. Claudio Cabrera

 

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