Gracia sobre gracia [Juan 1:16]

La vida y los diferentes momentos que enfrentamos me hacen pensar y reflexionar sobre el valor que cada uno de ellos tiene para mí, o mejor dicho el valor que yo les otorgo a esos acontecimientos. Me pregunto: ¿por qué vivo lo que vivo?  ¿Para qué lo vivo?  ¿Tiene sentido lo que me sucede?  ¿Realmente me merezco lo que vivo?  ¿Merezco ser amado?  ¿Merezco ser perdonado?  ¿Merezco crecer económicamente?   ¿Merezco la compañía de Dios?  ¿Merezco Su cuidado?

A veces me respondo que sí!!   Hay cosas que las merezco porque me esfuerzo y le pongo ganas a lo que hago.  Pero la mayoría de las veces se me revela que no!!  No merezco nada!!

Cuando miro al cielo, cuando levanto la mirada hacia Dios, cuando elevo mi espíritu al Señor se me revela que no merezco nada.  Comprendo que todo en mi vida es por Su “gracia”.  La “gracia” de Dios es la efectividad de Su bondad aplicada a nosotros que no lo merecemos.  Nunca lo hemos merecido y nunca mereceremos absolutamente nada!!  Todo en nosotros es porque El es bueno!!  

Soy padre porque a Él le plació darme esa posibilidad.  Soy esposo porque Él me proveyó de una esposa.  Soy hijo porque El me hizo nacer.  Disfruto de una familia porque El me lo permite.  Puedo canjear mi tiempo por una remuneración económica porque El me da la salud y los talentos.  Puedo estudiar una carrera porque El me lo permite.  Soy profesional porque El lo quiso.

Soy Su Hijo porque El me perdonó.  Participo de la iglesia porque me hizo parte de Su familia, me trajo de regreso a Su casa, me sienta todos los días a Su mesa y me sirve un banquete mientras mis angustias me miran de lejos.

Él me ha permitido tomar de la plenitud de Cristo.  Estoy completo, estoy pleno en El.  Eso es asombrosamente extraordinario.  Es invaluable.  No tiene precio.  No se puede pagar con nada.  Solo se puede disfrutar a través de la fe en Jesucristo.

La frase “gracia sobre gracia” expresa la realidad de una serie interminable de oleadas de gracia divina llegando cada día hasta nosotros.  Por “gracia” amanecemos cada mañana.  Por “gracia” amamos y somos amados.  Por “gracia” su perdón nos lleva de regreso a Él.  Por “gracia” se renuevan las fuerzas para superar adversidades.  Por “gracia” hay alimento en nuestra mesa.  Por “gracia” podemos adorarle.  

Por “gracia” y solo por “gracia” recibimos esas oleadas interminables de amor, perdón y transformación divina.

 

Devocionales anteriores