Compromiso [2 Crónicas 20:32-33 NTV]

Muchas veces podemos ser buenas personas que hacemos lo que agrada a Dios.  Pero la vida nos presenta diferentes obstáculos para sortear.  Pueden ser grandes males, o sutiles impericias. La realidad es que, tanto él uno como el otro, nos pueden hacer caer del compromiso que el Señor espera de nosotros.

Estar comprometidos con Dios es asumir que hemos contraído una obligación, que hemos dado la palabra de ser fieles y seguirle.  Quizá no te acuerdes, pero estoy seguro de que en algún momento de tu vida expresaste oraciones como: “Señor, quiero seguirte”. “Señor, gracias por darme tal cosa, a partir de hoy te voy a ser fiel”. Estas oraciones y otras similares, nos han comprometido con el Señor y Su propósito.  Hemos empeñado la palabra, hemos contraído una obligación.

Somos humanos, y por consecuencia falibles.  Y es probable que no hayamos cumplido con ese compromiso.  Aún así la gracia del Señor es tan abundante, que El quiere recuperarnos.  Lo hizo con Pedro, ¿cómo no lo va a hacer con nosotros?

El rey Josafat hizo lo bueno ante los ojos de Dios, pero se olvidó de comprometerse y comprometer al pueblo con Su Dios.  Permitió que los altares a otros dioses sigan en funcionamiento y eso impidió que el pueblo se comprometiera por completo a seguir a Jehová.

Que nuestro compromiso con el Señor sea absoluto y completo.  Saquemos de nuestra vida aquellas cosas que boicotean el cumplimiento de la obligación contraída y evitaremos grandes dolores y pérdidas.

Puede ser que hayas empeñado tu palabra ante Dios y no la cumpliste.  Si fue así, ya mismo volvete en arrepentimiento al Señor y El te restaurará como lo hizo con Pedro.  Si fuiste impulsivo al comprometerte y fallaste; ahora se maduros, conscientes de tus flaquezas y simplemente decirle: “tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.  Y seguí adelante completamente comprometido con el Señor.  

¡¡Sin dudas, Él hará!!

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