No hay que sorprenderse [1 Pedro 4:12-14]

La sorpresa es una sensación que moviliza muchas cosas en el interior de un ser humano normal.  Hay sorpresas que producen alegría, otras nos asombran, otras nos hacen llorar y otras paralizan nuestro corazón.  No sabemos qué está pasando o por qué sucede el asunto. No entendemos la situación. Solemos pensar que es extraño. Nos cuesta comprender el momento. ¡Nos vemos sorprendidos!

Los cristianos del primer siglo se vieron sorprendidos por la prueba de la persecución que sufrían.  Les parecía extraño lo que sucedía y no entendían qué estaba pasando.

Pedro, con la maestría de un apóstol que ya había sufrido lo suyo, les dice que no se sorprendan.  Que no piensen que es extraño lo que pasa.  Los anima a que se gocen por estar participando de esos padecimientos.  Estaban siendo probados, pero llegaría el momento en que, verían con muchísima alegría la manifestación de la gloria eterna de Cristo.  Al ser maltratados por su fe eran muy dichosos.  Eso sucedía porque el glorioso Espíritu de Dios estaba sobre ellos.  Aquellos que los maltrataban sólo blasfemaban al Espíritu, pero ellos al ser probados Lo glorificaban.

Hoy estamos en un tiempo parecido.

Hay personas que, con ideologías antinaturales, extremadamente sensuales y totalmente anti bíblicas nos persiguen.  Hablan de igualdad, respeto y libertad de opinión.  Quieren que dejemos de lado nuestras convicciones y nos alineemos con las de ellos.  Imponen esas ideologías tergiversando el camino del Señor.  No nos sorprendamos de este fuego de prueba que está surgiendo.

Sepamos que nuestra fe debe ser probada y hallada en alabanza y gloria a nuestro Dios.  Por más que te persigan nunca cambies tus convicciones de fe.

Alégrate, pues es señal de que el Espíritu de Dios está en ti.  Celebra con extrema alegría, pues veras la manifestación gloriosa de Cristo nuestro Señor y Dios.

Mostrémonos al mundo como la sal y la luz que somos.  Mostrémonos como los que defendemos la vida.  La vida de las mujeres que sufren violencia y la vida de los niños nacidos y por nacer.  Cuando quieran apagarte solo será el momento donde la gloria del Señor se dejará ver en ti.  Ese será el momento donde tu lucha será premiada de la gloriosa manifestación de Cristo.

 

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