Perder para ganar [Filipenses 2:7]

Un cambio completo de confianza y reconocimiento es parte del tratamiento espiritual que el Señor quiere hacer con nosotros y nuestra voluntad.

Es curioso, pero Él por su gracia y voluntad amorosa, no permite crecer y desarrollarnos en diferentes logros que adquirimos en el transcurso de los años.

Algunos hemos logrado crecer y desarrollarnos en una familia.  Aprendimos un oficio.  Terminamos alguna carrera universitaria.  Nos convertimos en profesionales de lo que hacemos.

Otros tienen una vasta trayectoria familiar en cuanto a la fe, vienen de tercera o cuarta generación de creyentes.  Han desarrollado sus dones.  Han fortalecido sus convicciones religiosas.  Han sido muy celosos de obedecer a sus creencias.

Muchos han podido adquirir bienes.  Otros han escalado en posiciones de liderazgo e influencia.

La mayoría tenemos algo de que gloriarnos desde lo humano…

Para Pablo, siendo Saulo de Tarso, eso era ganancia.  Eso era lo que lo hacía ganador en este mundo y delante de los seres humanos.  Era una valoración humana y terrenal del asunto.

Desde que se encontró con Jesús cambiaron sus valores.  Todo eso, él comenzó a “estimarlo como perdida”.  Encontró un valor mucho más alto y sublime: conocer “el amor de Cristo”.

¡Que desafío para nuestro ego!  ¡Que desafío para nuestra forma de pensar terrenal!  ¡Que desafío de fe!   ¡Perder, para ganar!

Cuando algo se pierde, no lo tengo más en la escala de mis pertenencias.  Todos nuestros logros, sean muchos o pocos, al lado de conocer el amor de Cristo deben perder valoración, a tal punto de estimarlos como pérdida, como basura, como estiércol.  No es que tenemos que hacer un voto de pobreza, pero si un voto de reordenamiento de valores.

Gracias a Dios por lo logros que nos permite obtener, pero nunca esos logros van a ser más valiosos que ser hallado justificado en Él por la fe.  Nunca esos logros serán más valiosos que ocuparme de conocer el poder de su resurrección.  Nunca serán más valiosos que aún sufrir por Él. Gloria a Dios por lo que hemos podido conseguir en la vida, pero eso es basura al lado de conocer excelentemente a Cristo Jesús, nuestro Señor.

Devocionales anteriores