La ley del enfoque [Salmo 27:4]

 "Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo."

 

Cuando algo esta enfocado, se potencia.

Si enfocamos la luz del sol a través de una lupa podemos lograr encender fuego.  El calor del sol difuso no produce lo suficiente como para encender una hoja seca.  Pero cuando lo enfocamos, se potencia y aunque el clima sea frío; podremos encender fuego.

En nuestra vida para lograr grandes logros también hay que aprender a enfocase.

David lo había aprendido.  “Una cosa he demandado… esta buscaré”, -decía- 

No buscaba muchas cosas.  ¡Sólo una! ¡Se enfocó!

Eso le daba potencia divina para seguir adelante en medio de las dificultades.

Los versículos anteriores nos muestran a un David peleando para superar los temores al asedio de sus enemigos, por más numerosos que sean, confiaba en el Dios de luz y salvación.  No dispersó sus pensamientos en la cantidad de adversarios.  Tampoco se dejó manipular por el miedo dispersando sus emociones al ver la bravía de sus enemigos.

La victoria de nuestra fe comienza cuando nos enfocamos.

No dispersemos nuestra confianza.  No dispensemos nuestro trabajo.  No dispersemos nuestros objetivos.  No dispersemos nuestros pensamientos.  ¡Enfoquémoslos! 

David se enfocó en pedir y buscar una sola cosa.  Su fortaleza venía de enfocarse en habitar todos los días cercano al Señor para contemplar su hermosura.  Sabía que si enfocaba su mirada en Él, el poder de sus enemigos se reduciría casi a nada.

De la misma manera vendrán nuevas fuerzas y serás potenciado si te enfocas en Dios.

Si al igual que David estas peleando contra algún enemigo poderoso, enfócate en habitar cerquita y al cuidado de Dios y tu fe se potenciará.  

Miralo sólo a Él y podrás decir: “¿de quien temeré?... no temerá mi corazón… yo estaré confiado”

Devocionales anteriores