En este tiempo del año veo cómo la creación alaba a Dios con los cambios climáticos.  Dejamos atrás el calor y las temperaturas del verano, y entra en escena el otoño, dejando a los árboles desprovistos de sus hojas y cambiando notablemente el paisaje de nuestras calles. 

Este Salmo nos habla de alabar a Dios: “Todo lo que respira alabe a Jehová”, concluye. ¿Cuánto tiempo puede pasar sin respirar? ese el tiempo máximo que usted puede pasar sin alabar al Señor.  

Parece algo risueño pero la verdad es que Dios nos da la vida para que le alabemos en todo momento y lugar.

La costumbre de algunos seres humanos es alabarlo sólo cuando las cosas van bien, pero la propuesta de Dios es que le alabemos de continuo, siempre, mientras haya aliento en nuestra boca, mientras tengamos vida, mientras respiramos.

Debemos tomar conciencia de esto.  La creación adora a Dios en cada estación ¿cómo no lo vamos a hacer nosotros? Aunque nos sintamos desprovistos de algo, como los árboles en esta época, nuestra vida fue creada y diseñada por el Señor para Su alabanza.  Debemos hacerlo aun cuando las cosas no salen como esperamos.  

Él merece que le alabemos porque es Señor y Dueño de todo.  

Nosotros somos sólo administradores de Su multiforme gracia.

¡Si estás respirando no dejes de alabarlo!

Dios se complace en tu alabanza.   

Devocionales anteriores