Rompecabezas [Colosenses 2:9-10]

Cuando mis hijos eran chicos se nos ocurrió armar un rompecabezas de 1000 piezas.  Comenzamos buscando las cuatro piezas angulares (las de los cuatro rincones).  Todos los días nos tomábamos un tiempo para agregar alguna pieza más en su lugar.  Estaba puesto sobre una tabla grande, la cual trasladábamos de la mesa al cuarto y desde el cuarto a la mesa.  Una vez, teniendo armado en un 40%, se nos cayó…. ¡¡Qué desparramo de piezas!! ¡¡Qué frustración fue ver eso!! ¡Gracias que no se nos perdió ninguna! Si hubiese sucedido eso, el rompecabezas nunca se habría terminado con éxito.

La vida es como un rompecabezas que tenemos que ir armándolo pieza por pieza.  Afrontando el desafío de colocar cada una de ellas en el lugar correcto.  Hay que saber ocupar los espacios vacíos con decisiones correctas que cooperen con el sano y sabio armado. ¿Qué lugar ocupa la sexualidad?  ¿Qué lugar ocupa el amor, las palabras, las actitudes? ¿Qué lugar ocupa en tu vida el dinero? ¿Qué lugar ocupa Jesucristo?

Dios nos permite encontrarnos en Su Palabra para saber qué debemos hacer, y que no.  Allí encontramos nuestra verdadera imagen del rompecabezas que debemos armar…

Una pieza que no puede faltar ni perderse, es la angular, Jesucristo.  Sin Él nunca estaremos completos.  Él es la pieza que da valor y sentido al resto.  Es la pieza sobre la cual se debe edifica toda la vida…

A veces nos enredamos internamente en debates filosóficos sobre quien es Cristo y quienes somos nosotros.  Pablo nos declara que “vosotros estáis completos en Él”, el completamiento de nuestra vida nunca será posible si Él no es nuestro Señor.

Hace de Jesús la pieza angular de tu vida.

Que Él sea la pieza sobre la cual edificas el resto.

Sin Él tu rompecabezas nunca estará terminado, por más que tengas todas las otras piezas... 

 

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